Un filtro cualitativo a menudo comentado respecto a una posible inversión es si Warren Buffett invirtió en ella, o si se manifestó a favor de la misma. En esta ocasión vamos a repasar un evento en el que Buffett dio su aprobación a invertir en tabaco indirectamente, pero a la vez rehusó hacerlo directamente.
Para esta pequeña historia debemos retrotraernos a 1987. Por aquel entonces Ross Johnson, era el CEO de RJR Nabisco, un holding que englobaba muchas marcas de alimentación, con OREO a la cabeza, y también era propietaria de Reynold’s Tobacco, la filial en Estados Unidos de la hoy British American Tobacco. Y este, ante la infravaloración evidente en Bolsa de la compañía que dirigía, se animó a lanzar una LBO, o compra apalancada sobre la misma.
Lo que no podía llegar a imaginar Johnson era que fuese a encontrar competencia alguna, ya que se trataba de una operación enorme, la mayor hasta la época.Una vez realizada la primera oferta, se formó un comité especial en la compañía, que fijó un plazo, de unas cuantas semanas, para que otros posibles interesados pudiesen pujar, lo que beneficiaría en su caso a sus representados, los accionistas. Eran tantos miles de millones, decenas de miles, que nadie tendría tiempo de realizar el trabajo de análisis de un holding tan grande, como para tomar una decisión de inversión de tanto calado, pero así lo establecía la ley.
Sin embargo, un peso pesado inesperado entró en liza, la gestora de fondos de capital riesgo KKR, con Henry Kravis a la cabeza, que sabía que solo vendiendo por partes el holding de alimentación, y quedándose con el tabaco, ya haría un muy buen negocio para sus partícipes, y rápidamente mejoró la oferta de Ross Johnson, CEO de Nabisco. Conocía el valor aproximado de la empresa de antemano, tenía efectivo de nuevos partícipes de sobra, y confiaba en acceder a la deuda necesaria para financiar la operación.
Tras esta mejora de la oferta, la coalición de Johnson, que iba de la mano del banco de inversiones Shearson, tras deliberarlo decidieron lanzarse a mejorar la oferta de KKR, pero para hacerlo iban a necesitar aliados, ya que aunque la mayor parte de la operación se financiase con deuda, parte se debía financiar siempre con efectivo, con equity.
Así lograron reclutar a Salomon Brothers, banco de inversión al que no solo le podía interesar la operación como inversión, sino que también aspiraba a gestionar buena parte de la captación de bonos con los que se financiaría la operación, cobrando de paso jugosas comisiones.
Por aquel entonces dirigía Salomon Brothers Gutfreund, y uno de los principales accionistas de la misma, con un 12 %, era el holding de Warren Buffett, Berkshire Hathaway. Antes de dar el visto bueno a la operación, Gutfreund pidió permiso a Buffett, como accionista de peso, que le comentó que el holding de alimentación era muy bueno, pues había sido accionista del mismo en el pasado, y que el negocio de los cigarrillos le encantaba, comentando acerca del mismo su famosa frase:
“Fabricarlos vale un penique. Los vendes por un dólar. Crean adicción. Y la fidelidad a las marcas es increíble”.
Gutfreund además, le propuso la posibilidad a Buffett de que Berkshire también invirtiese directamente en RJR Nabisco, a la par que Salomon, pero aquí Buffett se plantó, comentándole que veía bien que invirtiese en tabaco una participada suya, de la que no era accionista mayoritario, pero no él, ya que ser propietario de una tabaquera conllevaba muchas cargas sociales y que le achacasen ser parte del Comercio de la Muerte, como se decía entonces. Era una inversión estupenda, dijo, pero “tengo el dinero suficiente como para no necesitar ser propietario de una compañía de tabaco y afrontar las consecuencias públicamente”.
En el caso de Berkshire Hathaway además, no quisieron ser dueños por entero de una tabaquera, pero sí de acciones puntuales de tabaqueras sin humo, o de bonos a la industria tabaquera tradicional. ¿Cómo se explica esto? Es sencillo, si posees una tabaquera entera, y existe una posibilidad pequeña, pero real, de que la condenen a indemnizaciones enormes que la llevarían a la quiebra, Berkshire podría tener que responder de dichas indemnizaciones. En cambio si posees un bono, lo máximo que puedes perder es lo prestado, no afectaría al holding (en este sentido poseyeron además acciones minoritarias en UST, que se trataba de una compañía de tabaco oral, sin humo, que luego compraría Altria, y con riesgos por tanto mucho menores de indemnizaciones gigantescas).
La moraleja de todo esto es que no puedes dar por buenas las opiniones o incluso las acciones de quien públicamente tenga interés en mantener una imagen determinada, o que tenga riesgos diferentes a los tuyos. Si ya eres muy rico, puedes permitirte priorizar el caer bien, y pasar de un negocio estupendo controvertido, pero igual quien ambiciona labrarse un buen patrimonio puede estar dispuesto a asumir el coste moral o social. También puedes dar por hecho que como nunca poseyó una tabaquera, pudiendo haber sido dueño de una, no piensa que sea un buen negocio, cuando simplemente no quería arriesgar todo su holding por exponerse a una.
Como conclusión final escucha las opiniones de personas exitosas en los negocios, pero ten pensamiento crítico, y si no te cuadra investiga en profundidad y fórmate las tuyas propias aplicando la racionalidad y el sentido común.
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